El azúcar suele ser uno de los elementos más utilizados en la cocina e incluso suele ser uno de los ingredientes principales para los alimentos procesados, refrescos y dulces.
Resulta lógico que esto sea así, ya que el dulzor característico que proporciona el azúcar le da un toque diferente a cada alimento. Sin embargo, el consumo excesivo de este puede ser terriblemente perjudicial para tu salud. Por ello, a continuación te presentaremos algunas consecuencias que puede traer su consumo en exceso.
En primer lugar, debes saber que el consumo excesivo de azúcar suele ser la principal causa del desarrollo de la diabetes tipo 2, ya que el cuerpo presenta un índice glucémico demasiado alto que no podrá ser regulado con eficacia por la hormona encargada de ello.
De hecho, el consumo de azúcar provoca que el cuerpo desarrolle resistencia hacia la hormona insulina. Esta hormona está encargada de permitir la entrada de la glucosa de la sangre hacia las células con el fin de que la utilicen como energía, por lo que, al presentarse esta resistencia, los niveles de azúcar no serán correctamente regulados y con ello, serán mayores las probabilidades a que desarrolles diabetes. Según un estudio, el riesgo a sufrir de diabetes incrementa un 1,1% por cada 150 calorías provenientes de la azúcar que son consumidas diariamente, lo cual es bastante grave.
En segundo lugar, debes tener en cuenta que el consumo de azúcar puede provocar inflamación. De hecho, los científicos han estipulado que la inflamación de enfermedades como la artritis, algunas enfermedades cardiovasculares y enfermedades crónicas suelen desencadenarse debido a un consumo desmesurado de azúcar. Esto ocurre debido a que su consumo incremente el índice glucémico de la sangre, de tal forma que la cantidad de glucosa en sangre será desproporcionada. Cuando esto ocurre, se activan los productos finales de la glicación avanzada o AGE, los cuales se sintetizan en la sangre y actúan como unos pro-oxidantes del cuerpo.
Este efecto pro-oxidante es completamente nocivo para el organismo y, en consecuencia, induce el desarrollo de procesos inflamatorios crónicos que, de no tratarse adecuadamente, pueden provocar obesidad o enfermedades crónicas graves como ciertas afecciones cardiacas o diabetes.
Por otro lado, el consumo de azúcar, incluso cuando es increíblemente inmenso, te hace sentir aún más hambriento a comparación de como te encontrabas al principio. Esto se debe a que el azúcar interfiere con la leptina, la cual es la hormona encargada de regular el apetito, la sensación de saciedad o la frecuencia con la que deseas comer.
Así, el azúcar llega a inhibir por completo la función de la leptina, de tal forma que tu cuerpo dejará de recibir el estimulo de que ya has comido demasiada azúcar, que te sientes satisfecho y que ya es suficiente de esta comida. De esta manera, notarás que siempre tendrás hambre y aumentarán tus ansias por ingerir más dulce, sin importar la cantidad que hayas comido.
Este efecto es aún peor con bebidas azucaradas, ya que no se mastican y te producen aún más hambre.
Un cuarto dato es que el azúcar no es ni de cerca un alimento nutritivo. De hecho, figura como uno de los alimentos con un índice nutricional más bajo e incluso nulo.
En sí, el azúcar es un conglomerado de calorías que entran a tu organismo y no provocan ningún beneficio, ya que no contiene vitaminas que favorezcan la función de tu organismo, no le confiere a tu cuerpo los minerales esenciales que necesita para cualquier proceso orgánico, ni tampoco le provee otro nutriente que sea bueno para tu salud. Por ende, el azúcar no es más que simplemente calorías vacías que solo incrementan la cantidad de calorías que ingieres y eleva el riesgo de que sufras de obesidad o sobrepeso. Según algunos estudios, el azúcar solo le confiere de sí mismo al cuerpo y aporta alrededor de 308 calorías diariamente, afectando notablemente tu salud.
Finalmente, y aunque tal vez no lo creas, el azúcar realmente es adictiva y provoca un efecto en tu cuerpo que es similar a la manera de actuar de drogas como la cocaína. Cuando ingieres esta sustancia, actúa directamente sobre tu cerebro, ya que estimula la producción de dopamina, un neuroquímico que se libera en situaciones de felicidad o placer, de tal forma que induce en el cuerpo esa sensación de que te sientes increíble.
Sin embargo, el azúcar logra que tus receptores de dopamina se multipliques de una manera impresionante, de tal forma que entras en un estado de placer y bienestar inaudito que no solo te hará desear más azúcar, sino que te impulsará a seguir consumiéndola con frecuencia. De esta manera, será muy probable que sientas que no puedes parar de comer azúcar.