El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una enfermedad infecciosa causada por el virus varicela-zóster, el mismo virus que causa la varicela. El herpes zóster se da principalmente en adultos mayores de 50 años, pero cualquiera que haya tenido varicela o esté en contacto con otra persona que tenga el virus es susceptible de padecerlo. Afecta a la piel y comienza como una erupción dolorosa en un lado de la cara o del cuerpo, con pequeñas protuberancias que acaban convirtiéndose en ampollas.
El síntoma más frecuente del herpes zóster es el dolor, que puede ser intenso y agravarse con el tacto leve o el movimiento. Otros síntomas son picor, quemazón, hormigueo y entumecimiento en la zona afectada; debilidad muscular o pérdida de movimiento (si la infección está en la cara); y fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y fatiga.
La mayoría de los casos de herpes zóster se resuelven por sí solos en dos o tres semanas. Sin embargo, muchos tratamientos pueden ayudar a aliviar el dolor y el picor asociados a la infección. Los tratamientos incluyen medicamentos antiinflamatorios, medicamentos antivirales, cremas tópicas o lociones anestésicas.
Además del tratamiento, es importante practicar una higiene adecuada para evitar el contagio del virus a otras personas. Las personas con zoster deben mantener las zonas afectadas limpias y secas, llevar ropa holgada y utilizar cremas o toallitas antivirales para limpiar la zona. Se aconseja a las personas con zóster activo que no toquen ni rasquen la erupción, y que se laven las manos a menudo para evitar la propagación del virus.
Para reducir el riesgo de desarrollar herpes zóster, es importante vacunarse contra el herpes zóster. La vacuna contra el herpes zóster se recomienda a las personas mayores de 60 años. También se recomienda a las personas que tienen el sistema inmunitario debilitado o corren un alto riesgo de desarrollar herpes zóster debido a enfermedades crónicas o al uso de medicamentos.
En conclusión, el herpes zóster es una infección causada por el mismo virus que provoca la varicela. Suele producir una erupción dolorosa en un lado de la cara o del cuerpo, así como picor, quemazón, hormigueo y entumecimiento en la zona afectada; debilidad muscular o pérdida de movimiento (si la infección es en la cara); y fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y fatiga. El tratamiento puede ayudar a aliviar el dolor y el picor asociados a la infección, y es importante practicar una higiene adecuada para evitar el contagio del virus a otras personas. La vacuna contra el herpes zóster se recomienda a las personas mayores de 60 años y a las que tienen el sistema inmunitario debilitado.