El ictus es una urgencia médica que requiere una actuación rápida y de la que suele depender una recuperación completa. Cuanto antes reconozcas los síntomas, más posibilidades tendrás de restablecer la función cerebral y minimizar las discapacidades. En este artículo se explica cómo reconocer los síntomas de un ictus y cómo actuar a tiempo.
Los dos tipos principales de ictus son el ictus isquémico, que se produce cuando un coágulo se atasca en un vaso sanguíneo que irriga el cerebro y corta el suministro de oxígeno cerebral, y el ictus hemorrágico, que se produce cuando un vaso sanguíneo debilitado o dañado se rompe y sangra en el cerebro.
A menudo, un ictus se produce sin previo aviso, y los síntomas aparecen de repente. Algunos de los signos más frecuentes de un ictus son:
– Debilidad repentina unilateral de la cara, brazo o pierna
– Confusión repentina o dificultad para hablar o entender
– Cambios repentinos en la visión, como visión borrosa o doble, o pérdida total de visión en uno o ambos ojos
– Dificultades repentinas de equilibrio o coordinación
– Dolor de cabeza intenso y repentino sin causa conocida
Además, las personas que sufren un ictus pueden sentirse mareadas, tener problemas para caminar o desmayarse repentinamente.
Si tú u otra persona experimentáis alguno de los síntomas anteriores, es fundamental actuar con rapidez y llamar a una ambulancia. Recibir tratamiento rápidamente puede ayudar a disminuir el daño cerebral y mejorar las posibilidades de supervivencia y recuperación.
Cómo actuar al reconocer un derrame cerebral
Actuar rápidamente puede salvar la vida de alguien, ya que cada minuto de retraso aumenta significativamente el riesgo de discapacidad permanente o muerte. Es esencial que todo el mundo sepa cómo identificar los síntomas del ictus y qué medidas tomar en respuesta.
Si presencias o experimentas alguno de los signos comentados anteriormente, debes solicitar ayuda médica urgente marcando el 112 y explicar los signos que estás viendo. Cuando llegue la ambulancia, informa a los paramédicos de los síntomas y de cuándo empezaron, para que puedan identificar rápidamente si el paciente puede estar sufriendo un ictus.
Una vez confirmado que se ha producido un ictus, es importante iniciar el tratamiento lo antes posible. El tratamiento suele consistir en una forma especializada de medicación, que se administra para disolver los coágulos o para impedir que se formen, según se trate de un ictus isquémico o hemorrágico.
Cómo detectar un ictus
Aunque los signos del ictus pueden aparecer de repente, también hay signos que pueden ayudar a detectarlo antes de que se produzca, de modo que puedan tomarse medidas preventivas. Estos signos pueden incluir:
– Fatiga o debilidad inexplicables
– Cambios en el habla, como hablar arrastrando las palabras o dificultad para entender las conversaciones
– Pérdida de memoria o de la capacidad de pensar con claridad
– Cambios sensoriales, como hormigueo o entumecimiento en la cara, brazos o piernas
– Cambios visuales, como visión doble, puntos ciegos o visión borrosa
Si observas alguno de estos signos, sería buena idea buscar atención médica y hacerte un chequeo para descartar la posibilidad de un ictus.
Conclusión
El ictus puede sobrevenir sin previo aviso y la mejor forma de protegerte a ti y a tus seres queridos es reconocer sus signos y actuar con rapidez cuando aparecen. Un diagnóstico precoz puede reducir drásticamente el riesgo de discapacidad permanente o muerte. Para lograr este objetivo, es primordial conocer los signos generales del ictus, detectar las posibles señales antes de que ocurra y pedir ayuda médica de urgencia cuando sea necesario.