La insulina es una hormona producida por el páncreas que regula la cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo transformando los alimentos en combustible para el organismo. La diabetes se diagnostica cuando el organismo ya no es capaz de producir insulina (diabetes de tipo 1, debido a un ataque autoinmune) o cuando ya no es capaz de utilizar la insulina de forma eficaz (diabetes de tipo 2). Es esencial comprender cómo controlar los niveles de insulina para controlar los niveles de glucosa en sangre y evitar las complicaciones a largo plazo de la diabetes. En este artículo hablaremos de las funciones de la insulina, los tipos de insulina y cómo controlar estas funciones.
¿Qué hace la insulina?
La insulina es una hormona anabólica que tiene varias funciones metabólicas, pero principalmente ayuda a controlar los niveles de glucosa en el torrente sanguíneo. Su función principal es mantener nuestros niveles de glucosa en sangre dentro de un intervalo muy estrecho, conocido como homeostasis de la glucosa. Unos niveles de glucosa en sangre demasiado altos o demasiado bajos pueden ser peligrosos y provocar complicaciones a largo plazo.
Además de regular los niveles de glucosa, la insulina también ayuda a nuestro organismo a almacenar y utilizar la energía de los alimentos. Nos ayuda a convertir la glucosa de los hidratos de carbono en energía, así como a almacenarla en los músculos y el hígado para utilizarla más tarde.
Tipos de insulina
Existen varios tipos de insulina. La mayoría de las inyecciones de insulina se clasifican según la rapidez y la duración de su acción en el organismo. Los dos términos clave que hay que entender son inicio y duración.
Inicio
El inicio se refiere a la rapidez con la que la insulina empieza a reducir el nivel de glucosa en sangre tras la inyección.
Duración
La duración se refiere al tiempo que la insulina permanece activa en la sangre, trabajando para reducir el nivel de glucosa en sangre.
Las dos categorías de insulina son la de acción rápida y la de acción prolongada.
Insulina de acción rápida
La insulina de acción rápida, como lispro y aspart, empieza a actuar unos 15 minutos después de la inyección y alcanza su máxima eficacia unos 30-90 minutos después. Estos tipos de insulina suelen administrarse justo antes de las comidas y se utilizan para controlar los picos de glucosa tras las comidas.
Insulina de acción prolongada
La insulina de acción prolongada, como la glargina y el detemir, empieza a actuar en una hora aproximadamente y alcanza su máxima eficacia entre cuatro y ocho horas después. Estos tipos de insulina suelen administrarse una o dos veces al día y se utilizan para mantener niveles de fondo de glucosa en sangre.
Cómo controlar la insulina
La forma más importante de controlar la insulina es mediante cambios en la dieta y el estilo de vida. Llevar una dieta equilibrada, rica en alimentos integrales y baja en alimentos procesados y azucarados, es esencial para controlar los niveles de insulina. El ejercicio regular también ayuda a mantener unos niveles saludables de insulina.
Además de la dieta y el ejercicio, inyectarse insulina con regularidad puede ayudar a controlar los niveles de insulina en las personas con diabetes. Según las necesidades individuales, puede ser necesario ajustar la cantidad y el tipo de inyección de insulina. Es importante que hables con tu médico o profesional sanitario para determinar el mejor plan de tratamiento para ti.
Por último, debemos destacar que es muy importante conocer los signos y síntomas de la glucemia baja y controlarla cuidadosamente para evitar complicaciones.
Conclusión
La insulina es una hormona importante para controlar los niveles de glucosa en el organismo. Tiene varias funciones, como regular los niveles de glucosa, almacenar y utilizar la energía, y ayudar a controlar los niveles de glucosa en sangre en las personas con diabetes. Existen dos tipos principales de insulina: la de acción rápida y la de acción prolongada.
Las mejores formas de controlar los niveles de insulina son seguir una dieta equilibrada y sana, hacer ejercicio con regularidad e inyectarse insulina (si es necesario). Por último, es importante ser consciente de los signos y síntomas de un nivel bajo de glucosa en sangre y controlarlos cuidadosamente.